Enma Watson embajadora de ONU Mujeres |
"Fui nombrada embajadora de buena voluntad de la ONU
hace seis meses y he descubierto que mientras más hablo del feminismo,
más caigo en cuenta de que luchar por los derechos de las mujeres es para
muchos sinónimo de odiar a los hombres. Y si de algo estoy segura es de que
esto tiene que terminar. Para el registro, feminismo, por definición, es creer
que tanto hombres como mujeres deben tener iguales derechos y oportunidades. Es
la teoría política, económica y social
de la igualdad de sexos.
Me empecé a cuestionar sobre la igualdad entre los géneros
hace mucho tiempo. A los ocho años, por ejemplo, me preguntaba por qué me
llamaban mandona por querer dirigir una obra para nuestros padres cuando a los
chicos no les decían lo mismo. A los 14, (cuando ya trabajaba en el cine),
comencé a ser sexualizada por ciertos grupos de la prensa. A los 15, mis amigas
rechazaban unirse a equipos deportivos para no parecer masculinas. A los 18,
mis amigos varones eran incapaces de manifestar sus sentimientos. Entonces
decidí que era feminista.
Esto no parecía complicado para mí, pero mis investigaciones recientes me han
demostrado que feminismo se ha vuelto una palabra poco popular. Las mujeres
han decidido no identificarse como feministas por que, aparentemente, ante los
ojos de otros, esta expresión las hace ver agresivas, anti- hombres y hasta
poco atractiva. ¿Por qué se ha convertido en una palabra incómoda?
Yo nací en el Reino Unido y creo que es justo que me
paguen lo mismo que a mis compañeros varones. Creo que es lo debido que yo
pueda tomar decisiones sobre mi propio cuerpo y que las mujeres sean parte de
las políticas y decisiones que afectarán a mi vida. Creo que, socialmente,
merezco el mismo respeto que un hombre. Pero, lamentablemente, puedo decir que
no existe un solo país en el mundo en el que todas las mujeres puedan ver estos
derechos cristalizados. Ningún país en el mundo puede decir que ha alcanzado
por completo la igualdad de género. Estos
derechos, que yo considero derechos humanos, no son para todas... soy una de
las pocas afortunadas.
Me considero privilegia porque mis padres no me quisieron
menos por haber nacido mujer y porque en mi escuela no me limitaron por serlo.
Mis mentores (en la actuación) no asumieron que yo llegaría menos lejos por la
posibilidad de que en algún momento me convierta en madre. Y estas son las
influencias que me han hecho la persona que soy hoy. Ellos pueden no saberlo
pero ellos son los embajadores de igualdad que están cambiando el mundo. Necesitamos más como ellos. Y si todavía
odias la palabra feminismo, te diré que no es la palabra lo importante. Es la
idea y la ambición que hay detrás, porque no todas las mujeres tienen los
mismos derechos que yo tengo hoy. En realidad, estadísticamente, muy pocas los
tienen.
En 1997, Hillary Clinton dio un famoso discurso en
Beijing sobre los derechos de las mujeres. Lamentablemente, aquellas cosas
que ella deseaba cambiar en esa época son hoy todavía una realidad. Menos del
30% de los que le oían eran varones. ¿Cómo podemos esperar un cambio cuando la
mitad de ellos está invitado a participar de la conversación?
Hombres, me gustaría tomar esta oportunidad para hacerles
llegar una invitación formal. La igualdad de género también es tu problema.
Hasta la fecha, veo como el rol de mi padre es valorado menos por la sociedad
pese a que ha sido igual de importante en mi vida que mi madre. También he visto a hombres aguantando el
dolor de una enfermedad mental por miedo a pedir ayuda porque eso los hará ver
menos masculinos. De hecho, el suicidio en el Reino Unido es lo que más hombres
mata. Los he visto asustados de lo que se les indica que es el éxito para un
varón porque los hombres tampoco tienen
los beneficios de la igualdad.
No hablamos sobre hombres encarcelados por los estereotipos
de su género, pero allí están. Si al hombre no se le hace creer que tiene que
ser agresivo, la mujer no será sumisa. Si al hombre no se le enseña que tiene
que ser controlador, la mujer no será controlada. Ambos. Hombres y mujeres
deben sentirse libres de ser fuertes. Es hora de que veamos a los géneros como
un conjunto en vez de como un juego de polos opuestos. Debemos parar de
desafiarnos los unos a los otros. Ambos podemos ser más libres y de esto es de
lo que se trata la campaña: de libertad.
Quiero que los hombres se comprometan para que así sus
hijas, hermanas y madres se liberen del prejuicio y también para que sus hijos
se sientan con permiso de ser vulnerables, humanos y una versión más honesta y
completa de ellos mismos.
Ustedes deben pensar: ¿Quién es esta chica de "Harry Potter" y qué hace aquí en
la ONU? Pues es una muy buena pregunta, yo también me la he estado haciendo.
Pero todo lo que sé ahora es que, realmente, me interesa este problema y quiero
ayudar a que las cosas mejoren. Habiendo visto lo que he visto y teniendo la
oportunidad de hacer algo para cambiarlo, es mi responsabilidad decir algo.
Edmund Burke decía que todo lo que se necesita para que
triunfe el mal es que los hombres buenos y las mujeres buenas no hagan nada.
En mi nerviosismo por este discurso... en mis momentos de
duda me digo firmemente: "Si no soy
yo, ¿quién? Si no es hoy, ¿cuándo? Si tienes dudas cuando se te presenta
una oportunidad, espero que estas palabras te sean útiles. Porque la realidad
es que si no hacemos nada hoy, van a tener que pasar 75 años o quizás 100 para
que una mujer pueda esperar recibir el mismo salario que un hombre por el mismo
trabajo. Más de 15 millones de niñas serán forzadas a casarse en los
próximos 16 años y, al mismo ritmo, no será hasta el 2086 que las mujeres
de las áreas rurales de África puedan ir a la escuela secundaria.
Si crees en la igualdad, debes ser uno de esos feministas de
las que hable poco antes y por eso yo te aplaudo. Para hacer el cambio
necesitamos estar unidos y las buenas noticias son que ahora tenemos una
organización unida. Te invito a que te dejes ver y que te preguntes: Si no soy
yo, ¿quién? Si no es hoy, ¿cuándo? Muchas gracias".