Pamela Palenciano, de 31 años,
fue una adolescente maltratada por su primer novio (entre los 12 y los 18
años). No le denunció entonces porque "ni sabía que aquello se llamaba
violencia machista". Lo denuncia ahora a diario de gira por institutos con
su brutal monólogo (“No solo duelen los golpes”), en el que desmonta la
"mentira del amor romántico" y con el que ayuda a detectar los
primeros signos del abuso machista.
Los quinceañeros ni pestañean
durante las dos horas en las que Pamela desnuda su vida sobre el escenario. Se
palpa que interesa lo que les cuenta y, sobre todo, cómo se lo cuenta. Pamela
habla el idioma de los chavales —plagado de coloquialismos y tacos—, recurre a
Crepúsculo o a A 3 metros sobre el cielo para extraer el jugo sexista de sus
tramas, y usa grandes dosis de humor que provocan la carcajada. Pero también
remueve hasta las vísceras cuando se pone en su piel de niña atemorizada y
violentada al escenificar su propia historia, la de demasiadas adolescentes de
hoy.
La pose 'clown' y un estilo a lo
Club de la Comedia sirven a Pamela para interpretarse a sí misma, a su
exmaltratador, a sus amigos, a su familia, y hasta a aquellas vecinas del
bloque de la barriada que no siempre interpretan bien lo que ven. El sólido
discurso cuestiona, en el fondo, las relaciones de poder. Y el monólogo se
vuelve taller al obligar a cada espectador a revisar su propia historia
afectiva.