Nos hemos encontrado con este artículo que escribe Javier Taeño para Yahoo y queremos compartirlo en este blog.
Los ministros de Finanzas y gobernadores de bancos centrales
del G-20 han estado reunidos durante dos días en Chengdu (China), en los que el
tema central de las conversaciones ha sido la salida de Reino Unido de la Unión
Europea, el tan comentado Brexit.
Pero dos polémicas fotografías han desviado, al menos
temporalmente, el foco del contenido de la cumbre y lo han puesto en un asunto
que, pese a no haber sido tratado en este importantísimo foro, también es de
relevancia internacional. Se trata de la igualdad y la paridad de género en las
formaciones políticas y económicas.
La primera de las instantáneas muestra la cena de los
mandatarios –todos hombres- departiendo amigablemente, mientras que detrás de
cada una de las sillas y de pie hay una azafata –todas mujeres- vestidas de
rojo y observando el convite.
La foto fue publicada por el ministro de Hacienda y Finanzas
Públicas argentino, Alfonso Prat-Gay, en su cuenta de Twitter y ha generado una
profunda controversia, ya que pone de manifiesto la dificultad de las mujeres
para llegar a puestos de responsabilidad alta en las grandes instituciones
internacionales, así como en los Gobiernos nacionales.
En la segunda de las imágenes se ve a todos los
participantes en la cumbre posando para la tradicional fotografía. Curiosamente
lo que apenas se ve son mujeres en ella. Hay un grupo de más de 50 personas y
solo hay tres personas del género femenino (una de ellas es Christine Lagarde,
directora del Fondo Monetario Internacional).
¿Son representativas unas instituciones que marginan así a
la mitad de la población del mundo? ¿No sería necesario que además de azafatas
hubiera también azafatos? ¿No deberían hacer estos altos cargos un análisis de
conciencia y desde su posición de poder fomentar la igualdad?
Estas y muchas otras son algunas de las preguntas que se han
hecho los usuarios de las redes sociales. Y es que en Twitter las reflexiones han ido
desde que tratan a las mujeres como “meros floreros” hasta la necesidad
absoluta del “feminismo”.